Saint-Christophe-des-Bardes – Vistas sobre el Barbanne desde Haut-Sarpe

Desde Haut-Sarpe se divisa una amplia panorámica de la vertiente norte de la Jurisdicción.

El paisaje aquí es más abierto, las pendientes son más suaves y contrastan con el relieve más pronunciado del borde de la meseta que domina el valle del Dordoña, marcado por numerosos barrancos.
Más abajo, la franja de vegetación que serpentea entre las viñas corresponde al trazado del Barbanne, un curso de agua que marca el límite norte de la Jurisdicción desde 1289. Más allá, las colinas del horizonte corresponden respectivamente a los territorios de Pomerol, Saint-Georges, Montagne y Parsac, jalonados por los campanarios de sus iglesias, así como por las fachadas y torres de imponentes castillos clásicos (Château Saint-Georges, reconstruido en el siglo XVIII por Victor Louis, arquitecto que también construyó el Gran Teatro de Burdeos) o neogóticos (Château des Tours, fortaleza medieval restaurada en el siglo XIX por Viollet-le-Duc).

El Barbanne, en nuestros días un modesto arroyo, ocupó durante mucho tiempo un lugar importante en la economía de la zona con al menos quince molinos de agua, separados unos de otros de media por un kilómetro. La mayoría de ellos se remontan a la Edad Media y el más oriental, el molino Farguet o de Parsac en Saint-Christophe des Bardes, se menciona como uno de los puntos de referencia de la Jurisdicción cuando se delimitó en 1289. Desde el fin de la molinería tradicional, que competía con las grandes fábricas de harina en el siglo XIX, la mayoría de estos molinos fueron abandonados y, en muchos casos, lo único que queda es su canal, el desvío del río, que formaba un depósito de agua río arriba del molino.
Aunque más modestos y a menudo más recientes, los molinos de viento se conservan mejor y sus torres de piedra salpican aún los puntos altos del paisaje. El molino de Sarpe, construido en 1798, es el último de la Jurisdicción que ha conservado su tejado y sus aspas. Este era el único, pero otros estaban agrupados como los tres molinos vecinos de Laroque (solo se conservan dos) o, más excepcionalmente, los cinco molinos de Calon à Montagne recientemente restaurados.

MÁs informatiÓn

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